Respecto al blanqueo de dinero que los productores rurales hacen, proveniente de la venta ilegal de soja transgénica, el gobernador Schiaretti dijo que “esto es muy importante para el crecimiento de la industria de la construcción”, dejando en claro el nivel de corrupción que moviliza el sector. Voceros de la Cámara Empresaria de la Construcción dijeron: “el negreo de la soja da trabajo”; además que “esto beneficia a los sectores más pobres de la sociedad”, dejando en claro que no son los ricos los que trabajan.
A pesar de esto, productores manifestaron que con el aumento de las retenciones “ya no se puede seguir invirtiendo en el país”, “es preferible ser pobre y vivir en una villa donde nadie te retiene nada”. Habitantes de villas miseria proponen un escrache a este productor, ya que alegan que “no solo se les retiene el derecho a la vivienda, culpa del boom inmobiliario especulativo y corrupto” sino que en su momento se le retuvo “la posibilidad de desenvolver su tradicional modo de vida en la zona rural, donde habían trabajado y vivido por generaciones hasta ser desplazados por la neo-soja”, según palabras textuales de Ramón, quien prefirió no dar su apellido.
En sintonía algunos grupos intelectuales allegados al gobernador, quieren demostrar que esto no es un problema para el ejecutivo, es más, se aventuran en contra de las posibles políticas estatístas y “zurdas” que pretenderían endurecer los controles a la trata de blancas y esclavos desde Bolivia y Paraguay, aluden que “al flexibilizar el comercio de estos, aumentaría el derrame y el círculo virtuoso de la mano invisible del mercado”.
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